lunes, 18 de abril de 2016

17/04/2016 ¿Qué importan los kilómetros?



Estoy intentando recuperar los blogs que tuve y que desaparecieron en el colapso de Blogsome, mi alojador primero. He comenzado dividiendo los temas en dos blogs distintos, porque este de Blogger no permite dividir por temas, o al menos yo no sé. He puesto por ahí el blog de viajes, http://sigamosalsherpaviajes.blogspot.com.es/ y aquí reinicio el de la bici. Iré escribiendo según ande de ganas, y si no tengo muchas tal vez recicle algún artículo del blog antiguo, me han dado por ahí una página que, increíblemente, guardó automáticamente todos los blogs del mundo (WaybackMachine), y increíblemente también ahí están todos mis viejos posts, eso sí, sin las fotos. Si alguien tiene nostalgia, están aquí: Viejos blogs

Esta mañana nos hemos acercado a una ruta que teníamos muy injustamente olvidada, la subida del Rio Moros. En tiempos esta era una de nuestras favoritas, pero con los años nos hemos hecho más machacas, y una ruta que no tenga al menos 50 kms y 1.000 mts de ascensión nos parece una mariconadilla indigna de nuestros empeños dominicales, qué tiempos aquellos en los que empezábamos en esto de la BTT y Rio Moros era una de nuestras míticas, ahora si la hacemos tenemos que añadirle cabeza y rabo, como empezarla abajo en El Espinar o seguir arriba hasta la Fuenfría, qué ambiciosos. Esta mañana Paco  yo recordábamos el miedo que nos daba la primera subida tras la valla, algo así como 200 metros de acumulada, pardillos éramos.

Nos reunimos en el chalet derruído Paco, David, Albi y yo mismo, con la nueva incorporación del amigo Fran, tío majo y de buen nivel, quedó encantado con todo, con el precioso paisaje, con la hora tempranera de salir y de volver a casa (tiene dos niños muuuyyy pequeños), y con la cañota con limón que nos tomamos al final en el bar del puerto.

Con nuestro Sherpa principal (Nico) haciendo una carrera de bici en Melilla, y nuestro sherpa segundo (Miguel) haciendo no sabemos qué, los demás decidimos tomarlo con calma y hacer una ruta turística y contemplativa y dedicarnos más a la cosa del paisaje. Después de días y días de caer agua hoy el tiempo dio tregua y se puso un día azul azul, aunque frío. A las 8,30 (otro relajillo frente a lo habitual) salimos por el camino que se adentra entre los pinares y que tenemos ya tan trillado desde hace… más de quince años, da vértigo pensarlo.

Saltamos la valla y empezamos a resbalar por los barrizales, aquí hay siempre una fuerte actividad forestal  durante la semana, y el domingo está todo embarrado y lleno de ramas rotas. Eso sí, siempre comentamos lo bien que lo hacen los segovianos, siempre sacando madera y siempre tienen el bosque precioso, limpio y espeso, un ejemplo de explotación sostenible. Llegamos a la valla de la zona protegida, allí está el cartel que avisa de la prohibición de paso entre el 1 de julio y el 30 de septiembre, por los incendios, pero no estamos en esas fechas, y con el agua que ha caído no se puede encender ni un fósforo. Pasamos la valla por el hueco entre pilares que hay a la derecha, qué gracia, otra señal de la tira de años que llevamos sin venir, o han estrechado el paso o algunos han ensanchado su cintura un poquillo,  han tenido que retorcerse para pasar, y a poco se quedan allí atascados. Ah, vale, que era porque llevábamos mucha ropa encima.

Tomamos el ramal derecho, de buen firme de asfalto de montaña rugoso, y empezamos a subir a tren, agrupados y charlando, como digo hace años esto nos parecía durísimo, ahora es un paseo. Pinos albares altísimos y con ese color de corteza marrón rojizo que parece que estemos en Oregón, cascadas por todos sitios, prados muy verdes, firme mojado y jirones de vapor que se desprenden de los troncos y se elevan, mirando el valle desde arriba parece que haya un montón de incendios. Al fondo siempre la cordillera nevada, pedazo de paisaje.

Al llegar a los refugios empezamos a pisar manchones de nieve, muy profunda e imposible de ciclar, al principio los vamos sorteando o los pasamos por alguna rodada profunda que dejó el todo terreno de los forestales, comentamos que es una prueba de habilidad ciclista que nos recuerda el examen del carnet de moto, cuando había que hacer la tabla sin salirse.

Arriba del todo un par de grandes parches nevados que nos hacen bajarnos, y llegamos a la prueba mas dura, la pista que enlaza este tramo con la subida al collado de la Mina, de porcentaje y firme imposibles. Todo el mundo sabe que si subes esto sin echar pie a tierra estás en la élite, y queríamos probar nuestro nivel pero ¡qué  pena! está lleno de nieve, impracticable. Parece que todo se ha conjurado para que nuestro día sea muy plácido, así que sin sentirlo demasiado nos ponemos a comer lo que llevamos, charlando junto a una poza del río.

Terminamos y nos tiramos cuesta abajo, esto es lo que tiene esta ruta, que no engaña, la mitad es para arriba y la otra mitad para abajo. Paramos un momento a hacernos fotos en la presa del embalse de Las Cabras, está a tope de agua y con la montaña blanca detrás, parece un lago suizo. Baja y baja y llegamos al pie, cruzamos el puente sobre el Moros y pillamos el desvío de la izquierda que te vuelve a subir casi hasta arriba del primer tramo, esta variante la hacemos para meter metros cuando nos da vergüenza torera, y hoy era uno de esos días.

Son cuatro kilómetros de subida sostenida, yo ando con ganas de recordar cómo era este tramo y meto mucho desarrollo para hacerlo rápido, al fin vamos llegando arriba de nuevo, uno tras otro según motivación y estado de forma. De nuevo en grupo para abajo, por un momento pensamos meterle más tramos al dia, pero somos unos irresponsables y nos apetecía echar un rato tomando unas cañas, así que desechamos la idea rápidamente y deshicimos el camino hasta los coches de nuevo.

Parada arriba del puerto, en el mesón Hilario, donde nos pegamos unos copones de cerveza con limón que nos entraron de maravilla, eso sí, con tapa algo escasa. Las raciones tenían un precio prohibitivo, lo que agradecieron nuestros michelines, porque sin más pagamos y nos fuimos viniendo para Madrid.


Una ruta muy disfrutona con “n” kilómetros y tantoscientos metros de subida, hoy se trataba de hacer turismo y pasar una buena mañana con los amigos, no quedará para los records, pero ¿a quién le importan los kilómetros? 

2 comentarios:

  1. Que grandes sois. Yo ahora corriendo maratones y preparando triatlones, pero no os llego ni a la suela!

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  2. Que grandes sois. Yo ahora corriendo maratones y preparando triatlones, pero no os llego ni a la suela!

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