martes, 26 de abril de 2016

ALDEAS HISTÓRICAS DE PORTUGAL.- Etapa Cero

Ya estamos de vuelta de nuestra excursión betetera por las Aldeas Históricas de Portugal, bien lo hemos pasado los siete ciclistas, Nico, Miguel, David, Albi, Juan Manuel, Joaquín y yo mismo. Hemos tenido un tiempo estupendo para el ciclismo de montaña, con casi todos los climas posibles concentrados en cuatro días de peor a mejor, empezando por lluvia y pelea contra los charcos y acabando con un cielo azul y sol espléndido que ha dejado las frentes de algunos quemadas como la de un guiri, hay que ir preparado para todo y echarse crema solar debajo del pasamontañas.

Llevábamos tiempo preparando esta salida, tradicional todas las primaveras (y todos los otoños), tras varios descartes iniciales elegimos la zona de las Aldeas Históricas Portuguesas, está aún poco transitada (nos costó encontrar tracks y blogs en la fase de documentación), pero es una zona con futuro para el turismo ciclista.

Ya he descrito otras veces los roles del equipo habitual: Nico y Miguel como Sherpas primero y segundo, trazadores de rutas, mecánicos  y documentalistas gráficos; JM como conductor y bier provider, y yo mismo en la intendencia de alojamientos y cronista. Las nuevas incorporaciones entran como aprendices de todas estas tareas según sus gustos, muy pronto nos irán sustituyendo y podremos los demás prejubilarnos, ceder la responsabilidad y dejarnos llevar en carroza.  

Tras muchas discusiones iniciales el trazado quedó ya bien decidido: Almeida – Sabugal -Monsanto - Castelo Novo - Dornelas do Zézere, y vuelta en un microbús hasta Almeida. Dos tendencias aquí como siempre, los partidarios de matarse a kilómetros y ascensión que querían completar todo el trazado circular en cuatro días (incorporando Linhares y Trancoso y atravesando toda la Serra da Estrelha), y los prudentes o turísticos o tripeiros, que buscaban un recorrido más relajado que nos permitiera ver con calma las aldeas y monumentos, los amigos lectores del grupo ciclista ya han situado mentalmente a cada quién en su bando. Al final se llegó a un entente y quedó un recorrido exigente pero con tiempo para casi todo, hicimos la mitad sur y para otra cita queda la mitad norte.

Nos había advertido nuestro amigo ciclista portugués Nes (ficamos muito obrigados), de que es prudente hacer estos recorridos en tiempo seco, porque hay que vadear muchos ríos sin puente, así que después de quince días de lluvia continua nos lo estábamos pensando, pero con todo ya listo y los permisos laborales quién aborta el plan, allá que nos fuimos. Luego gozamos mucho metiéndonos en el agua o remontando ríos hasta casi la cabecera, dificultad añadida y diversión inesperada.

Portugal nos gusta mucho, los alojamientos son buenos y baratos, los paisajes muy verdes y los pueblos monumentales y bien conservados. Por estas zonas interiores aún es posible comer como antes se comía en Portugal (por Lisboa ya no), es decir, a precios baratísimos y con raciones generosas de cosas muy ricas, estupendas sopas espesas, bacalaos en todas sus formas, carnaza y muchas verduras sanas y ensaladas (para acompañar). Eso cuando encuentras dónde comer, porque en tres ocasiones nos sorprendió la hora del almoço en un pueblo sin restaurantes, y tuvimos que engañar el hambre hasta la cena con unas cervezas y unos bolsones de patatas.

La gente en los pueblos es muy educada, siempre te desean  “Bom día” y siempre tienen ganas de ayudar. Me refiero a la gente que vimos, porque hay muy poca gente en los pueblos, algunos los atravesamos sin ver una sola persona, seguramente en verano la cosa es distinta. En cambio los perros portugueses no son amigables, hay docenas, encadenados en sus casetas y ladrando y enseñando los dientes, así se justifican y se ganan su mendrugo, ¡qué bulla!.

 La naturaleza está hermosa, al menos ahora en primavera, el paisaje dominante es de amplias dehesas verdes de encinas o de inmensos alcornoques, el corcho debe valer mucho dinero, porque hasta el último y más aislado del país está descortezado. Muchos ríos de todos los tamaños pero casi siempre de aguas claras, debe de haber muchas truchas aquí, me recordaba en eso a Asturias o Galicia. Sierras y montañas de granito que hacen un curioso paisaje de berrocal, la mayoría de los pueblos edificados en lo alto, algunos como Monsanto con las casas hechas sobre o entre las propias bolas de piedra. El cultivo de moda este año parece ser la colza, se ve que las subvenciones europeas han cambiado porque ya no hay girasoles, no importa, la colza da también bonitos campos de flor amarilla. Muchos olivos, algunas cepas viejas y poco cuidadas, muchos pinares y cómo no, eucaliptales que van cubriendo más y más extensión, las pistas en ellos aparecen resecas y arenosas.


Terminamos con esta etapa cero, para el próximo blog dejamos ya la acción ciclista, la cosa promete de barrizales, vadeos y subidas imposibles pero hoy no, mañana…

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