lunes, 14 de julio de 2014

Un Viaje a Uganda.

Hola viajeros, todos lo somos en una u otra medida, este blog andaba algo paradillo esperando grandes historias que contar, y ahora tengo una buena, nuestro reciente viaje a Uganda.

¿Porqué Uganda precisamente? Africa tira mucho, es un continente que está y estará siempre de moda. Conocemos bastante del norte, Marruecos, Egipto, Túnez, Argelia, pero si dices eso en el Africa negra (perdón por la anticuada y sospechosa expresión) te dirán de inmediato que eso no es Africa, sino otra cosa. En la parte africana de Africa conocíamos ya Kenia, y el viaje allí nos dejó con muchas ganas de más, así que el viaje estrella de este año tenía que ser a las tierras de Tarzán. Uganda es todavía un país fuera de los circuitos turísticos y poco anunciado, pero los viajeros vocacionales saben que Uganda es La Perla de Africa, en su tamaño mediano encierra todo lo que se puede querer descubrir: lagos como mares y lagos pequeñitos, islas, las cataratas más rápidas del continente, sabanas y selvas vírgenes, llano y montañas, calor y frío brumoso. Tiene además algo que engancha infaliblemente a los aficionados a la naturaleza, los últimos gorilas de montaña y chimpancés salvajes del mundo, ir allí es un acto de reivindicación y una ayuda potente para la conservación. Y por último, Uganda tiene algo que a nosotros nos tira mucho, una población de gente buena y nada maleada por el turismo, auténtica y deseosa de contactar y de intercambiar experiencias con el “mzungu”, es decir, con el hombre blanco.

Con todos estos argumentos y con mucho entusiasmo me puse a buscar un proveedor, no es nada fácil,
Kenia y Tanzania tienen una larga experiencia turística y muchos turoperadores expertos, pero Uganda está en mantillas en esto. Unas pocas agencias de Madrid y Barcelona especializadas en viajes de aventura ofrecen circuitos casi a medida, básicamente excursiones colectivas de al menos diez personas en camiones todo terreno especialmente adaptados, con pernocta en tiendas de campaña y alojamientos de nivel medio. Es una fórmula buena para hacer amigos, pero nosotros ya tenemos decidido, después de probarlo casi todo, que preferimos el viaje en pareja con guía y vehículo dedicado. Parece una fórmula carísima, pero buscando un poco la diferencia de precio no es mucha. Después de mirar por la Red contactamos con una empresa ugandesa (Mamaland Safaris) y apalabramos un circuito de quince días incluyendo las grandes atracciones del país, y también la extensión al norte, la reserva de Kidepo, más aislada e inaccesible, que no suele incluirse en los circuitos.

Nuestra impresión sobre el país: un nivel económico bajo, con una economía agrícola en niveles de supervivencia, carreteras que son más bien pistas forestales, muchos muchos niños de corta edad, no parece haber problemas de alimentación y el país hace un importante esfuerzo de escolarización, en algunas zonas sí parece haber problemas de trabajo infantil. Escaso desarrollo de la industria turística, con pocos alojamientos de nivel medio y precio bajo (que es lo que uno trata de encontrar siempre), tienes o campamentos para mochileros o lodges de lujo y precios prohibitivos. Por eso es muy importante el asesoramiento del proveedor local. Para no perderme en la descripción de los quince días que tuvimos, pongo un ranking de las cosas que hay que ver, primero las mejores a nuestro juicio.

1.- Visita a los gorilas salvajes en el Bosque Impenetrable de Bwindi. Este es para mí un top mundial en las
experiencias viajeras, lo más de Uganda. Otras agencias ofrecen la visita en los bosques de Ruanda, pero allí los gorilas están cerca, la gente dice que es como ir al zoo. Aquí te lo tienes que ganar, son dos horas de caminata por laderas muy escarpadas hasta que encuentras al grupo, pero una vez allí ¡qué experiencia!, qué animal tan hermoso, qué inteligente parece. Nuestra presencia no les molesta, viven su vida de comer y dormir en el inmenso plato de ensalada que es la jungla, a pocos metros de ti, sin sentirse intimidados, más bien parecen interesados en nosotros. Intentan aproximaciones disimuladas, se acercan y te miran a menos de un metro, los bebés se columpian enseñándote sus habilidades, en dos ocasiones los machos dominantes se nos echan encima y nos pegan un empujón, según el guía para jugar y probarnos. Es una experiencia de las que te marcan y te dan qué pensar. Los permisos para verlos son carísimos, según la época entre 600 y 750 $, pero el montaje de su conservación incluye guías, porteadores, rastreadores, guardería, instalaciones, y teniendo en cuenta que en el grupo íbamos cuatro turistas con diez acompañantes, a mi juicio lo vale. Ya se que por ese precio puedes pasar una semana en Roma, pero a mí esto se me queda, y lo otro no tanto. Esta es además una eficaz contribución al futuro de la especie, gracias a estos ingresos su número no para de crecer. En los tiempos de Idi Amín quedaban solo 30 gorilas censados en Uganda, en los carteles explicativos del parque pone que son ya 300, pero los propios rastreadores han puesto a boli el último censo: 430. En efecto, los animales parecen lustrosos, bien alimentados y con la piel brillante, psicológicamente felices, y hay muchos bebés. El área en la que viven es realmente remota y de bosque virgen, pero no os preocupéis por lo de la caminata, la gente va al ritmo que marquéis y todos podemos hacerlo, hasta los más desentrenados. Eso sí, cuando os ofrezcan los porteadores tomad al menos uno, en los pasos difíciles es de gran ayuda.

2.- Visita a los chimpancés salvajes del bosque de Budongo. El chimp estuvo también al borde de la extinción en libertad, pero desde la protección se ha recuperado espléndidamente, hay 600 ejemplares solo en esta zona, se calcula que unos 6.000 en Uganda. Este es el bosque donde realizó sus investigaciones durante más de 40 años Jane Goodall, la gente tiene por ella auténtica reverencia. Pese a lo que la gente cree, el chimpancé es un primate menos comunicativo que el gorila, no se deja ver con facilidad y nosotros solo llegamos a tenerlos a cierta distancia, aunque vimos muchos. Pasan de los humanos y van a su bola, no les interesamos. Un aliciente añadido, pasar la noche en el Budongo Eco Forest Lodge, un alojamiento de cabañas prefabricadas de madera lujoso y agradable, metido en la selva más espesa, menudo estruendo de pájaros, monos y demás fauna al amanecer. Atentísima la gente de este lodge, qué gusto cenar a la luz de las velas y al aire libre con manteles de hilo y vajilla de porcelana (como en Memorias de Africa), y todo por un precio razonable.

3.- El parque Natural de Murchison Falls. En las cataratas Murchison el Nilo salva un desnivel de unos 60 metros cayendo por un estrechísimo desfiladero, os podéis imaginar el estruendo y el vértigo que da ver esa inmensa masa de agua que se comprime y ruge, te vibra toda la carcasa estando allí cerca. El agua rebota contra las paredes de roca, y nubes de agua pulverizada salen del desfiladero entre arcoíris. El lugar se visita en un barco que sube desde el paso, a unos 20 kms río abajo, pero no puede acercarse mucho por la fuerza de la corriente, hay que repetir por tierra al dia siguiente, la pista te acerca a los miradores que dominan el desfiladero y allí te haces unas fotos y vídeos impresionantes. El parque tiene muchos otros sitios que ver, os llevarán a varias salidas en el vehículo para ver jirafas, elefantes, búfalos, leones y, si tenéis suerte, leopardos. Bajaréis hasta el Nilo varias veces a ver hipopótamos y cocodrilos, el paseo por las riberas resulta muy agradable. Nosotros nos alojamos en el Red Chili, un camp de nivel medio y ambiente mochilero, pero muy bien situado, hay cabañas y tiendas fijas. Por la noche subió un hipopótamo desde el río a pastar el césped entre las tiendas, un espectáculo algo inquietante.

4.- El parque natural Queen Elizabeth y el canal Kazinga.- Es el parque más extenso del país, realmente una inmensidad con muchos ambientes diferentes: sabana de acacias, sabana de palmeras (este paisaje era nuevo y espectacular para nosotros), selva cerrada, lagos y siempre el Nilo, omnipresente. Se hacen varios game drives en los que tienes asegurado ver elefantes, jirafas, leones y varias clases de antílopes. El paisaje de algunos valles verdes llenos de palmeras y grandes herbívoros es como el del día de la creación, solo falta el fondo musical de Elton John en El Rey León. La excursión en barco por el canal Kazinga es otro top, los elefantes se bañan y pelean en la orilla, ahí mismo. Se visita también el mirador sobre el lago salado, y aquí merece la pena pedir al guía que os baje a conocer la realidad de los trabajadores de la salina, que amablemente os harán una demostración de cómo mueven el agua y cómo la esparcen una y otra vez hasta lograr una capa cristalizada que se recoge en montones y luego se vende. Un trabajo duro y mal pagado, agradecerán una propina, bebidas, caramelos y lo que queráis darles.

5.- El parque natural de Kidepo.- Como digo por ahí, está en el remoto norte, en la frontera con Sudán.
Hay que plantearse si incluirlo o no en el viaje, porque es duro llegar allí (salvo en avioneta, que encarece el viaje bastante), las carreteras son malísimas, y los alojamientos precarios, se vive dentro del parque así que no hay restaurantes, hay que llevarse las provisiones y cocinar allí. El paisaje es verde y precioso, pero no hay muchos animales (diez años de pillaje de la guerrilla tanzana lo dejaron arrasado). La gente es en esa zona muy pobre y el paisaje está intocado, allí se ven los verdaderos poblados de chozas tradicionales, pueden visitarse (Loloko), es una visita que merece la pena. Si queréis ver lo más mollar del país en diez días no vayáis, pero si queréis conocer de verdad Uganda no os lo podéis perder.

6.- El área volcánica de Kibale.- Un maravilloso conjunto de lagos en antiguos cráteres rodeados de selva espesa, un ambiente húmedo y neblinoso, nada que ver con lo que uno se cree que es Africa. Junto al lago Nkuruba hay una zona de selva llena de monos, colobos negros, colobos rojos, colobos de cola roja y Vervets, salvajes pero acostumbrados a la presencia humana, peleando y posando para la cámara. Imprescindible.

7.- Ishasha y los leones trepadores. El león es un pésimo trepador, pero en esta reserva se han acostumbrado a dormir en lo alto de las higueras. Lograréis avistar algunos, pero si están lejos del camino solo veréis las colas y patas colgando. Esta es otra diferencia con Kenia: allí puedes acercarte en el coche hasta los animales, en Uganda está prohibido el off road, así que si no tienes mucha suerte solo los verás de lejos, con prismáticos.

8.- El lago Bunyonyi.- Uno más de los varios lagos de la zona, en este hay islas con lodges turísticos a los que solo puedes acercarte en canoa. Se puede alquilar una tradicional de tronco vaciado (ingobernable, pero divertida), nadar o visitar las plantaciones de té y los mercados de los pueblos. En la colina que domina la zona está uno de los restaurantes más agradables del país, el Lake View, te puedes tomar una rica tilapia asada en la terraza mirando el paisaje.

9.- Las plantaciones de té.- Muy abundantes en el camino entre Queen Elizabeth y Fort Portal y en varias áreas montañosas, siempre nos producen una sensación de paz con sus hileras de arbustos verdes bien ordenadas y su ambiente húmedo y nublado. El lodge llamado Chimpanzee Wiew Guest Cottage está junto a una de ellas, las vistas desde la cabaña que nos dieron son las mejores que hemos tenido nunca, en ningún viaje: árboles, valles, flores, plantaciones de té, pájaros coloridos y cantarines que no tienen otra cosa que hacer que venir a darte la serenata, un sitio para morirte y que te entierren.

10.- La gente.- Como ya he dicho, la gente es pobre, y hay muchísimos niños. El turismo es aún raro, así que parece como si la gente no supiera aún cómo reaccionar. Nadie te aborda, nadie te pide nada, las familias consideran denigrante mendigar y así se lo inculcan a sus hijos, así que los críos mantienen un simpático interés y te preguntan cosas básicas en inglés, pero no piden. Si sales de la calle principal y te metes por los poblados se forma un revuelo de críos (“¡mzungu!, ¡mzungu!”), y muchas personas te abordan para darte la bienvenida y agradecerte que hayas ido. Es bueno llevarse material escolar (cuadernos, bolis, ceras, calculadoras pequeñas), y donarlos a las escuelas a las que os llevarán, los niños son un encanto y tienen mucho interés. Si lleváis un Ipad y hacéis una foto a la clase y se la enseñáis, les encantará. También se puede llevar una buena carga de chupachups o piruletas (no caramelos sin palo, es un peligro), pero mejor entregarlos a la madre de familia o la maestra para que lo reparta, si no puede haber una revolución.

11.- La comida.- No hay congeladores fuera de Kampala, ni granjas de pollos, así que todo lo que os sirven es fresco y natural, los guisantes son de vaina, el pollo estaba corriendo por la calleja hace un rato (son musculosos y duros, tampoco conocen la olla a presión), los huevos son de gallina casera. La comida local es muy básica, casi toda vegetal: arroz, Matoke (pasta frita de plátano macho), Yaams (un tubérculo morado que sabe a castañas), Mandioca hervida, Ugali (masa de harina de maíz), todo acompañado de salsa de carne y cacahuetes, y quizá un hueso con algo de carne para roer. No es costumbre comer pan. La gente está acostumbrada a lo frugal, da un poco de reparo pedirte un buen filete cuando por allí no lo catan casi nunca. Nosotros dimos a los guías unas barritas de muesli y chocolate y nos confesaron que aquello era lo más rico que habían probado. La cerveza es cara pero está muy buena, pero eso sí, solo tibia. La piña tropical es muy dulce, y los aguacates son grandes y en su punto de maduración, hay que probar la caña de azúcar y el Jackfruit, una especie de calabazón parecido al Durián. Comen bastante pescado, siempre de agua dulce: tilapia, siluro, pequeños cíclidos de lago, suele ir ahumado o salado, se puede probar, está bastante bueno. Como he dicho las comidas son frugales y nada se desperdicia (deberíamos aprender nosotros), así que cuando llegáis al alojamiento lo primero que os preguntan es qué vais a cenar y a desayunar, para prepararlo expresamente.

12.- Los pájaros.- Seas o no aficionado a la naturaleza, los pájaros en este país te llamarán la atención:
variadísimos, de colores llamativos, muchos con un canto agradable, te hacen pensar que las especies que emigran a España son lo más soso de Africa. Hay uno que canta de noche y su ruido es idéntico al de mi móvil cuando se está quedando sin batería, me tuvo sobresaltado muchas noches. ¡Llévate prismáticos!. 

13.- Las compras.- Hay algunas tiendas de artesanía, básicamente figuras de madera, cestos de hierba trenzada, bonitas telas de colores, ropa y calzado de diseño africano, chanclas de neumático reciclado y bisutería de tipo Masai. Puedes traer un estupendo té verde, y el arroz ugandés es muy bueno también.

14.- Las ONG: están por todos sitios y forman una verdadera industria paralela, mucho dinero está entrando en el país por esta vía, seguro que la mayoría son sinceras pero alguna nos pareció sospechosa. Por ejemplo, cualquiera puede aparentemente montar un orfanato y pedir donaciones, no parece haber mucha supervisión, yo limitaría mis aportaciones a las grandes y bien auditadas, para evitar abusos. Urgente, por favor, que alguien monte una ONG para acoger a los niños y a las mujeres con bebé a la espalda que pican a mano la grava en las canteras de la zona de Kabale.

15.- Qué no debes olvidar: repelentes y pulseras para mosquitos, una mosquitera de campaña, crema solar (30 al 50), gafas de sol, prismáticos y material fotográfico, ropa tipo safari con mangas largas y de colores claros, gorros, un Polar para los días frescos, chubasquero ligero, una mochila pequeña, algo de comida de reserva (barritas y tal), calzado cómodo y muchos calcetines. Se pueden llevar algunas medicinas, pero las farmacias de allí, aunque parezcan destartaladas y vacías de todo, tienen sorprendentemente la mayoría de los genéricos que puedas necesitar. La gente se obsesiona con el material de montaña, botas, palos plegables y demás, si lo tienes llévalo pero si no no pasa nada, en el trekking te dan un palo de madera y hasta te alquilan las botas de agua. Se puede sacar moneda nacional en cajeros (ojo, Visa y no Master) y elcambio es el oficial en todos sitios. Aceptan también euros y dólares al cambio oficial, pero es cierto eso de que no quieren los dólares anteriores al año 2001, no los toman en ningún sitio. En cuanto a las propinas, hay que darlas si te hacen un servicio (las señoras te cogen el maletón y se lo suben a la cabeza, te da complejo de vago), pero no vayáis por ahí soltando dinero a todo el mundo, o pareceréis los reyes magos.

En resumen, un viaje fascinante y recomendable, decide qué quieres ver y planéalo con cuidado (eso es parte de la diversión), conozcas ya Africa o no Uganda te va a impresionar, este no es un viaje por zonas turísticas y trilladas, es aventura de verdad, así que si las cosas no salen exactamente como se planearon ¡Akuna Matata!.






3 comentarios:

  1. Gracias por la pedazo de crónica. Me has aligerado la tarde ministerial :). Aunque creo que, si es que podemos, seguiremos por alguna de las facilitas que marcan los touroperadores y que nos faltan: Túnez, Tanzania, Sudáfrica... esas cosas.
    Tengo ganas de que vayas a Madagascar y nos cuentes de los lemures :D

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  2. Muy buena tu crónica Roterto, ha debido ser precioso y seguro lo habéis disfrutado mucho aunque me parece un viaje para valientes y osados .

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